jueves, 8 de abril de 2010

LAO-TSÉ

Nació en el año 604 antes de nuestra Era. De él cuenta la leyenda que estuvo 80 años en el seno materno y que al nacer tenía ya el pelo blanco, por lo que nunca fue niño y vino al mundo lleno de sabiduría.
El país estaba dividido en innumerables Estados y Lao-Tsé fue un alto funcionario en la corte de Tchou. Se cuenta que vivió 200 años y su muerte, según la leyenda, fue siempre misteriosa. Había realizado un viaje hasta el lejano Tíbet y al cruzar la frontera el aduanero Yen-Hi le pidió que le enseñara la verdad y la sabiduría. Entonces Lao-Tsé escribió para él un precioso libro llamado Tao-Te-King, “El Camino de la razón y de la virtud” (el pricipio del Tao), que contiene sólo 5.000 palabras, las suficientes para enseñar al hombre todo lo que ha de saber en la vida para ser feliz eternamente. Una vez entregado el libro al aduanero, Lao-Tsé empezó a caminar en dirección a las cumbres y nunca más se ha sabido de él.
El ideal del Tao consiste en la identificación del hombre con el espíritu de humildad, la búsqueda de la paz, la renuncia solemne a toda violencia y la anulación de todo mal deseo, son los principios fundamentales del taoísmo.
Los yogas, con sus complicados ejercicios corporales y ayunos, aun no siendo taoístas, siguen este ideal de suprema renuncia, común en muchas religiones. Cinco siglos después de la muerte de Lao-Tsé, El Taoísmo fue considerado como religión oficial de China y su mayor esplendor y difusión tuvo lugar cuando imperaba la dinastía Tang. En la actualidad posiblemente existen unos 40 millones de Taoistas adeptos a la doctrina de Lao-Tsé.

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