sábado, 10 de abril de 2010

Resumen del EL ARTE DE LA GUERRA

Sun Tzu

INTRODUCCIÓN



"En esencia, el Arte de la Guerra es el Arte de la Vida"

Sun Tzu fue un general chino que vivió alrededor del siglo V antes de Cristo. La colección de ensayos sobre el arte de la guerra atribuida a Sun Tzu es el tratado sobre dicho tema más antiguo que se conoce.
A pesar de su antigüedad, esta obra domina sobre cualquier otra sobre el mismo tema.
La obra de Sun Tzu llegó por primera vez a Europa en el periodo anterior a la Revolución Francesa, en forma de una breve traducción realizada por el sacerdote jesuita J. J. M. Amiot.
En las diversas traducciones que se han hecho desde entonces, se han documentado más las traducciones.
El núcleo de la filosofía de Sun Tzu sobre la guerra descansa en estos dos principios: Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño. La Gran idea de El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar.
Las ideas de Sun Tzu se extendieron por el resto de Asia hasta llegar a Japón. Los japoneses adoptaron rápidamente estas enseñanzas, y posiblemente, añadieron algunas de su propia creación. Hay constancia de que el principal libro japonés sobre el tema, "El libro de los Cinco Anillos", está influido por la filosofía de Sun Tzu, ya que su autor, Miyamoto Mushashi, estudió el tratado de "El Arte de la Guerra" durante su formación como Samurai.
Habitualmente se hace referencia a las culturas orientales como culturas de estrategia y no es pequeña la influencia de Sun Tzu en este desarrollo cultural. Hoy en día, la filosofía del arte de la guerra ha ido más allá de los límites estrictamente "militares", aplicándose a los negocios, los deportes, la diplomacia e incluso el comportamiento social y personal. Por ejemplo, muchas frases claves de los manuales modernos de gestión de empresas, son prácticamente citas literales de la obra de Sun Tzu (cambiando los adjetivos calificativos: por ejemplo, ejercito por empresa, o armamento por recursos, sin ir más lejos). Las ideas siguen siendo completamente válidas a pesar de los 25 siglos transcurridos desde que se escribieron.
Una advertencia antes de comenzar: No es un libro "fácil". Conviene leerlo despacio meditando en el sentido de las ideas expresadas en las frases, no quedándose en la cita literal. Solo de esta forma se podrá sacar el máximo provecho a su estudio.
Personalmente, lo considero una lectura imprescindible para la formación de un artista marcial.

MANIOBRAS
Normalmente, en tiempo de guerra, el general recibe sus órdenes del soberano del estado. Durante el proceso de organización de las tropas y movilización de sus hombres, para convertir su ejército en una entidad armoniosa y colocarla en posición, nada es más difícil que el arte de maniobrar hasta posiciones ventajosas. Lo complejo del tema es convertir la ruta más intrincada en la ruta más directa, y distraer al enemigo con señuelos. Para lograrlo, debes ponerte en marcha después de que lo haga el contrario, y llegar al campo de batalla antes que él. Quien es capaz de hacer esto muestra su conocimiento del artificio de la distracción.
La ventaja y el peligro son materias inherentes ambas al hecho de maniobrar para alcanzar una posición ventajosa. Aquel que pone en movimiento al ejército entero, junto con su impedimenta, persiguiendo una posición ventajosa, no la obtendrá.
Si abandona el campamento y toda la impedimenta en la lucha por obtener ventaja, perderá todo su equipo. Si ordena a sus hombres realizar marchas forzadas sin armadura, sin detenerse día y noche, para cubrir el doble de la distancia usual en un desplazamiento, y cubriendo cien li en la lucha por la ventaja, es posible que vea como sus comandantes son capturados.
Los hombres más fuertes y resistentes llegarán primero, y los más débiles estarán aún atrás; así pues, si se emplea este método, tan solo la centésima parte del ejército llegará a su destino.
En una marcha forzada de cincuenta li, el comandante de la vanguardia caerá probablemente, pero la mitad de sus hombres llegarán. En una marcha forzada de treinta li, solo llegarán dos tercios.
Esto significa que un ejército en el que se deje atrás el equipo pesado, suministros, comida y equipajes estará perdido.
Aquel que no está de acuerdo con los designios de sus vecinos, no debe entrar en alianzas con ellos. Aquellos que no conocen las condiciones de montañas y bosques, desfiladeros peligrosos, marismas y pantanos, no pueden dirigir la marcha de un ejército. Aquellos que no emplean guías locales son incapaces de obtener ventajas del terreno.
La guerra se basa en el engaño. Muévete cuando sea ventajoso y crea cambios en la situación dispersando y concentrando tus fuerzas. Cuando entras en campaña, sé rápido como el viento; haciendo marchas normales, majestuoso como el bosque; en las incursiones y saqueos, feroz como el fuego; cuando te detienes, firme como las montañas. Si te escondes, sé tan insondable como las cosas más allá de las nubes; en movimiento, cae como el rayo. Para saquear una región, dispersa tus fuerzas. Cuando conquistas un territorio, defiende los puntos estratégicos.
Sopesa la situación antes de efectuar movimiento alguno. Aquel que domina el artificio de la diversión saldrá victorioso. Así es el arte de maniobrar.

VACÍO Y ACTUALIDAD
Generalmente, el que ocupa primero el campo de batalla y espera al enemigo puede descansar, y aquel que llega más tarde a escena y se precipita a la lucha, comienza cansado. De este modo, el que es experto en la guerra atrae al enemigo al campo de batalla, y no se deja llevar allí por el enemigo.
El que es capaz de hacer que el enemigo llegue al campo propio lo consigue ofreciendo a éste algún tipo de ventaja. Y el que es capaz de retardar la llegada del enemigo lo consigue haciendo que éste se detenga por precaución.
Así pues, cuando el enemigo está descansado, sé capaz de agotarle; cuando está bien alimentado, sé capaz de hacerle pasar hambre; cuando está descansando, haz que se mueva.
Toma los lugares que sea incapaz de rescatar; desplázate suavemente en la dirección por donde seas menos esperado.
Cuando eres capaz de desplazarte mil li sin cansarte, es debido a que viajas por lugares donde no hay enemigos. La forma de asegurarte de tomar aquello que atacas es atacando el lugar que el enemigo no defiende o no puede proteger. La forma de asegurarte de mantener la posición que defiendes es defender una posición que el enemigo teme o no es capaz de atacar. Por lo tanto, contra aquellos hábiles en ataque, el enemigo no sabrá cómo defenderse, y contra aquellos expertos en la defensa, el enemigo no sabrá cómo-atacar.
Sútil e insustancial, el experto no deja huella. Tan divinamente misterioso que es inaudible. Así es el dueño del destino del enemigo. Su ofensiva será irresistible si la lanza contra las posiciones débiles del contrario. No puede ser sobrepasado cuando se retira, si se mueve rápidamente. Cuando yo decido presentar batalla, mi enemigo, incluso protegido por altos muros y profundos fosos, no puede evitar enfrentarse a mi, pues ataco una posición que debe defender. Cuando yo deseo evitar la batalla, puedo defenderme simplemente trazando una línea en el suelo: el enemigo será incapaz de atacarme, pues he hecho que se desplazase a un lugar distinto del que él deseaba.
Si soy capaz de determinar las disposiciones del enemigo mientras que, al mismo tiempo, oculto las mías, entonces puedo concentrar mis fuerzas, y las suyas han de dividirse. Y si yo me concentro mientras él se divide, puedo usar toda mi fuerza para atacar una fracción de la suya.
Por tanto, seré superior numéricamente. Si soy capaz de usar a muchos para golpear a unos pocos en un punto seleccionado, aquellos caerán sin remisión.
El enemigo no debe conocer donde intentaré presentar batalla. Pues si él no sabe donde intento batallar, debe hacer preparativos en muchos lugares diferentes. Y cuando él se prepara en muchos lugares, aquellos con los que tendré que luchar serán menos. Si se prepara en el frente, su retaguardia será débil, y si prepara su retaguardia, su frente será frágil.
Si refuerza su izquierda, su derecha será vulnerable, y si refuerza su derecha, le quedarán pocas tropas para la izquierda. Y si envía tropas a todas partes, será débil en todas partes.
La inferioridad numérica deriva de tener que resguardarse contra los ataques posibles; la superioridad numérica deriva de forzar al enemigo a hacer este tipo de preparativos contra nosotros.
Si uno sabe donde y cuando se librará la batalla, sus tropas pueden marchar mil li y llegar al lugar. Pero si uno ignora cual será el campo de batalla o el día en que se librará, la izquierda será incapaz de ayudar a la derecha y la derecha será incapaz de ayudar a la izquierda, y la vanguardia será incapaz de apoyar a la retaguardia, y viceversa. Mucho más aún si se hallan separadas por decenas de li o, incluso, por solo unos pocos. A pesar de estimar las tropas del contrario como numerosas, ¿de qué le beneficia esta superioridad respecto al resultado final de la guerra?. Así pues, la victoria puede aún alcanzarse, pues incluso si el enemigo es numéricamente superior, puede evitarse el encuentro directo con su totalidad.
Analiza los planes del enemigo de forma que puedas averiguar sus puntos débiles y sus puntos fuertes. Agítale de cara a identificar las pautas de sus movimientos. Ponle señuelos para que revele sus disposiciones, y determina su posición. Lanza un ataque de prueba para aprender donde es fuerte y donde es deficiente. El principal objetivo en la disposición de las tropas propias es situarlas sin que presenten una forma identificable. De este modo, ni el más penetrante de los espías puede entrometerse, ni el mas sabio puede trazar planes contra ti.
Es de acuerdo con la situación, el cómo los planes llevan a la victoria, pero la mayoría no entiende esto. Aunque cualquier puede ver los aspectos externos, nadie comprende cómo se ha alcanzado realmente la victoria. Cuando se gana una batalla, las tácticas no deben repetirse. Uno debe siempre responder a las circunstancias en una infinita variedad de modos.
Ahora, un ejército puede ser semejante al agua, pues al igual que el agua que fluye evita las alturas y se dirige al llano, un ejército debe evitar la fuerza y atacar sobre la debilidad. Y al igual que el agua fluye y toma forma de acuerdo con el terreno, así un ejército se dirige a la victoria de acuerdo con la situación del enemigo. Igual que el agua no tiene una forma constante, no hay condiciones constantes en la guerra. Al que es capaz de conseguir la victoria modificando sus tácticas de acuerdo con la situación del enemigo, bien puede llamársele divino.
De los cinco elementos (agua, fuego, metal, madera y tierra), ninguno predomina siempre; de las cuatro estaciones, ninguna dura para siempre; de los días, algunos son largos y otros cortos, y la luna crece y mengua. Esta es también la regla que rige en el empleo de tropas.

ACTITUD DEL EJÉRCITO
Generalmente, mandar un gran ejército es lo mismo que mandar a unos pocos hombres. Es una cuestión de organización. Y dirigir un gran ejército es lo mismo que dirigir a unos pocos hombres. Es una cuestión de formación y señales.
Que un ejército sea capaz de soportar el ataque enemigo sin sufrir la derrota se debe a las operaciones conjuntas de fuerzas normales y fuerzas extraordinarias.
Las tropas cargando contra el enemigo como una piedra de molino contra un montón de huevos, es un ejemplo de una sólida actuación contra una vacía.
Generalmente, en la batalla, se usa la fuerza normal para resistir, y las fuerzas extraordinarias para vencer. Los recursos de aquellos que son expertos en el uso de fuerzas extraordinarias son tan infinitos como el cielo, tan inagotables como el fluir de los grandes ríos, puesto que terminan y recomienzan -cíclicamente, como los movimientos del sol y la luna-.
Renacen -recurrentes, como es el paso de las estaciones-. Las notas musicales son como las estaciones. Son solo cinco en número, pero sus combinaciones son tan infinitas que nadie puede visualizarlas todas. Los sabores son solo cinco en número, pero sus mezclas son tan variables que nadie puede degustarlas todas. En la batalla, solo existen las fuerzas normales y las extraordinarias, pero sus combinaciones tampoco tienen límite, nadie puede comprenderlas todas. Pues estas dos fuerzas se reproducen mutuamente. Es como el movimiento sin fin en un círculo.
Pueden morir y ¿quien puede agotar las posibilidades de sus combinaciones?
Cuando las aguas torrenciales arrastran las piedras, es a causa de su impulso; cuando el vuelo de un halcón rompe el cuerpo de su presa, es a causa de su precisión. Así pues, el impulso de aquel experimentado en la guerra es aplastante, y su ataque extremadamente preciso. Su potencial es el de un carcaj lleno; su precisión, el soltar la cuerda del arco.
En medio del tumulto, la batalla parece caótica, pero no debe existir desorden en las propias tropas. El campo de batalla puede parecer confusión y caos, pero el bando propio debe permanecer ordenado. Así será a prueba de derrotas. La confusión aparente es el resultado de una buena ordenación; la cobardía aparente, del coraje; la debilidad aparente, de la fuerza. Orden y desorden dependen de la organización y la dirección; coraje y cobardía, de las circunstancias; fuerza y debilidad, de las disposiciones tácticas.
Así pues, el que es capaz de hacer moverse al enemigo, lo hace creando una situación, de acuerdo con la cual el enemigo actuará. Tienta al enemigo con algo que desea alcanzar. Mantenle en movimiento sosteniendo ese algo fuera de su alcance, y entonces, atácale con tropas escogidas
Un comandante experto obtiene la victoria de la situación, y no la exige de sus subordinados. Selecciona los hombres adecuados y explota la situación. El que es capaz de usar la situación, usa a sus hombres en la lucha como rodillos o como bloques de piedra: la naturaleza de un rodillo es tal que en suelo llano permanece estático; en pendiente, se mueve. Un bloque cuadrado de piedra detiene cualquier cosa; si es redondo, arrolla.
Así pues, la energía de las tropas hábilmente dirigidas en la batalla puede compararse al impulso de una rueda de molino que se deja rodar desde lo alto de una pendiente de mil metros de elevación.

ESTRATEGIA OFENSIVA
Generalmente, la mejor política en la guerra es tomar un estado intacto; arruinarlo es inferior. Capturar el ejército enemigo entero es mejor que destruirlo. Tomar intacto un regimiento, una compañía o un escuadrón, es mejor que destruirlo. Conseguir cien victorias en cien batallas no es la medida de la habilidad: someter al enemigo sin luchar es la suprema excelencia.
De este modo, lo que es de máxima importancia en la guerra es atacar la estrategia del enemigo. Lo segundo mejor es romper sus alianzas mediante la diplomacia.
En tercer lugar viene atacar a su ejército, y la peor de todas las estrategias es atacar ciudades
Atacar ciudades es algo que solo ha de hacerse cuando no hay ninguna otra alternativa, ya que la preparación de escudos y su transporte, y tener preparadas las armas y el equipo necesario, requiere al menos tres meses, y montar las máquinas de asedio y las escalas para asaltar las murallas, requiere otros tres meses adicionales.
El general, incapaz de controlar su impaciencia, ordenará a las tropas cargar contra las murallas, con el resultado de que un tercio de ellas perecerá sin haber tomado la ciudad. Así de calamitoso es atacar ciudades.
Así pues, los verdaderamente hábiles en la guerra someten al ejército enemigo sin batallar. Capturan las ciudades enemigas sin asaltarlas, y se apoderan del estado enemigo sin campañas prolongadas. Su meta es tomar intacto todo cuanto hay bajo el cielo, mediante consideraciones estratégicas. Como resultado, sus tropas no se desgastarán, y las ganancias serán completas. Este es el arte de la estrategia ofensiva.
En consecuencia, el arte de usar tropas es éste: Si se es diez veces superior al enemigo, rodeadle. Si se es cinco veces más fuerte, atacadle. Si se tiene el doble de fuerzas, divididle. Si se está a la par, superadle mediante un buen plan. Si se está en inferioridad numérica, sed capaces de mantener abierta una vía de retirada. Y si se está en desventaja en todos los aspectos, sed capaces de eludirle, pues una fuerza pequeña no es nada excepto botín para una más poderosa, si se enfrenta a ella temerariamente.
El general es el asistente del soberano del estado. Si esta asistencia es estrecha. El estado será fuerte sin duda; si es débil, el estado será ciertamente débil. Hay tres formas en que un soberano puede llevar a la derrota a su ejército: Si, ignorante de que el ejército no debería avanzar, ordena un avance; o si, ignorante de que no debería retirarse, ordena una retirada. Esto se conoce como desequilibrar al ejército. Si, ignorante de los asuntos militares, interfiere en su administración. Esto causa perplejidad entre los oficiales.
Si, ignorante de los problemas del mando, interfiere en la dirección de la lucha. Esto engendra dudas en la mente de los oficiales. Si el ejército está confuso y suspicaz, los gobernantes vecinos tomarán ventaja de ello, y causarán problemas. Esto es lo que significa la frase: Un ejército confuso lleva a la victoria del contrario. Por otra parte, hay cinco casos en los que puede predecirse la victoria: El que sabe cuando puede luchar y cuando no, saldrá victorioso. El que comprende cómo luchar, de acuerdo con las fuerzas del adversario, saldrá victorioso. Aquél cuyas filas estén unidas en un propósito, saldrá victorioso. El que está bien preparado y descansa a la espera de un enemigo que no esté bien preparado, saldrá victorioso. Aquel cuyos generales son capaces y no sufren interferencias por parte de su soberano, saldrá victorioso. Es en estos cinco puntos en los que se conoce el camino a la victoria. Por tanto os digo: Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas, nunca saldrás derrotado. Si eres ignorante de tu enemigo pero te conoces a ti mismo, tus oportunidades de ganar o perder son las mismas. Si eres ignorante de tu enemigo y de ti mismo, puedes estar seguro de ser derrotado en cada batalla.

HACER LA GUERRA
En operaciones bélicas, cuando se requieren mil carros rápidos de cuatro caballos, mil carros pesados, y mil soldados; cuando han de transportarse provisiones para un millar; cuando existen gastos en casa y en el frente, y estipendios para enviados y consejeros, el coste de materiales como goma y laca, carros y armaduras, asciende fácilmente a mil piezas de oro al día. Un ejército de cien mil hombres puede ser puesto en campaña solo, cuando este dinero está totalmente recaudado recordando siempre que:
Una victoria rápida es el principal objetivo de una guerra. Si la victoria tarda en llegar, las armas pierden el filo y la moral decae. Si las tropas atacan ciudades, su fuerza se desgasta. Cuando un ejército se implica en una campaña prolongada, los recursos del estado disminuyen rápidamente.
Cuando tus armas están melladas y el ardor decae, tu fuerza exhausta y el tesoro gastado, los jefes de los estados vecinos tomarán ventaja de la crisis para actuar. En ese caso, ningún hombre, por sabio que sea, será capaz de evitar las desastrosas consecuencias que de ello resulten. Por todo ello, mientras que hemos oído mucho acerca de despilfarros estúpidos en tiempo de guerra, no hemos visto aún una operación inteligente que fuese prolongada. Nunca ha existido una guerra larga que haya beneficiado al país. De todo esto se deduce que aquellos incapaces de comprender los peligros inherentes al empleo de tropas, son igualmente incapaces de comprender cómo emplearlas ventajosamente.
Aquellos expertos en hacer la guerra no necesitan una segunda leva de reclutas, o más de dos aprovisionamientos.
El equipo militar se transporta desde casa, pero se confía en el enemigo en cuanto a las provisiones. Así, el ejército estará plenamente provisto de comida. Cuando un país se empobrece a causa de operaciones militares, es debido al transporte distante; llevar suministros a largas distancias deja al pueblo desamparado. Mientras las tropas están reunidas, los precios suben. Cuando los precios suben, la riqueza del pueblo baja. Cuando la riqueza baja, el pueblo sufre duras exigencias. Con esta pérdida de riqueza y fuerzas, los que tienen recursos se ven extremadamente empobrecidos, y siete décimas partes de sus recursos se disipan. Y entre los gastos del gobierno, aquellos debidos a reponer carros rotos, caballos agotados, armaduras y cascos, arcos y flechas, escudos, manteletes, y carros de suministros, consumen hasta un 60 por ciento del total.
Por ello, un general inteligente hace que sus tropas se aprovisionen del enemigo, pues una medida de provisiones enemigas es equivalente a veinte de las propias, y una medida de la comida del enemigo equivale a veinte de las propias.
De cara a incrementar el coraje de los soldados al atacar al enemigo, ha de encolerizarles. De cara a capturar más botín del enemigo, ha de recompensarlos.
Por ejemplo, en una lucha de carros de combate en la que diez carros enemigos han sido capturados, recompensad al que ha tomado el primero. Reemplazad las banderas enemigas con las propias, mezclad los carros capturados con los vuestros, y montadlos. Tratad bien a los prisioneros de guerra, y cuidad de ellos. Esto se llama “Vencer una batalla y salir reforzado.”
Por todo esto, y dado que lo único valioso en la guerra es la victoria, no prolonguéis las operaciones. Y el general que comprende como emplear las tropas, es el árbitro del destino de la nación.

ESTIMACIONES
La guerra es un asunto de importancia vital para el Estado; un asunto de vida o muerte, el camino hacia la supervivencia o la destrucción.
Por lo tanto, es imperativo estudiarla profundamente.
Hay que valorarla en términos de cinco factores fundamentales, y hacer comparaciones entre diversas condiciones de los bandos antagonistas, de cara a determinar el resultado de la contienda.
El primero de estos factores es la política; el segundo, el clima; el tercero, el terreno; el cuerpo, el comandante; y el quinto, la doctrina.
La política significa aquello que hace que el pueblo esté en armonía con su gobernante, de modo que le siga donde sea, sin temer por sus vidas ni a correr cualquier peligro. El clima significa la noche y el día, el frío y el calor, días despejados o lluviosos, y el cambio de las estaciones. El terreno implica las distancias, y hace referencia a dónde es fácil o difícil desplazarse, y si es campo abierto o lugares estrechos, y esto influencia las posibilidades de supervivencia. El comandante ha de tener como cualidades: sabiduría, sinceridad, benevolencia, coraje y disciplina. Por último, la doctrina ha de ser comprendida como la organización del ejército, las graduaciones y rangos entre los oficiales, la regulación de las rutas de suministros, y la provisión de material militar al ejército.
Estos cinco factores fundamentales han de ser conocidos por cada general. Aquel que los domina, vence; aquel que no, sale derrotado. Por lo tanto, al trazar los planes, han de compararse los siguiente siete factores, valorando cada uno con el mayor cuidado:
1. ¿Qué dirigente es más sabio y capaz?
2. ¿Qué comandante posee el mayor talento?
3. ¿Qué ejército obtiene ventajas de la naturaleza y el terreno?
4. ¿En qué ejército se observan mejor las regulaciones y las instrucciones?
5. ¿Qué tropas son más fuertes?
6. ¿Qué ejército tiene oficiales y tropas mejor entrenadas?
7. ¿Qué ejército administra recompensas y castigos de forma más justa?
Mediante el estudio de estos siete factores, seré capaz de adivinar cual de los dos bandos saldrá victorioso y cual será derrotado. El general que siga mi consejo, es seguro que vencerá. Ese general ha de ser mantenido al mando. Aquel que ignore mi consejo, ciertamente será derrotado.
Ese debe ser destituido. Tras prestar atención a mi consejo y planes, el general debe crear una situación que contribuya a su cumplimiento. Por situación quiero decir que debe tomar en consideración la situación del campo, y actuar de acuerdo con lo que le es ventajoso.
El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca. Poner cebos para atraer al enemigo. Golpear al enemigo cuando está desordenado. Prepararse contra él cuando está seguro en todas partes. Evitarle durante un tiempo cuando es más fuerte. Si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle. Si es arrogante, trata de fomentar su egotismo. Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización, intenta desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión entre sus filas. Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.
Ahora, si las estimaciones realizadas antes de la batalla indican victoria, es porque los cálculos cuidadosamente realizados muestran que tus condiciones son más favorables que las condiciones del enemigo; si indican derrota, es porque muestran que las condiciones favorables para la batalla son menores. Con una evaluación cuidadosa, uno puede vencer; sin ella, no puede.
Muchas menos oportunidades de victoria tendrá aquel que no realiza cálculos en absoluto. Mediante todo esto, uno puede adivinar el resultado final de la batalla.
Hay documentadas gran cantidad de sociedades secretas, de gran o de menor importancia, pudiéndose destacar entre ellas la Yi Je Quan (Sociedad de los puños de justicia y armonía), Ta Tao Hui (Sociedad del gran sable) y Mei Hua Hui (Sociedad de la flor de ciruelo).
A pesar de que habían existido con anterioridad numerosas revueltas de diversa índole, el año 1898 comienza con una serie de levantamientos organizadas por las sociedades secretas en contra del poder extranjero encarnado por los países occidentales, los cuales desde hacía cuatro décadas intervenían en forma constante en China para dominar los mercados y asegurarse el dominio del comercio.
Esta sublevación fue conocida en occidente como la "Rebelión de los Bóxers",*1) o como "Movimiento Yi Je Tuan" en chino.
La sublevación comienza en la provincia de Shandong y aunque sus principales cabecillas resultaron muertos la revuelta continuó y se expandió a otras regiones, dirigiéndose luego hacia la ciudad de Tientsin y posteriormente a Beijing (Pekín), donde dominan la ciudad y sitian durante 55 días (19/06/1900 al 14/08/1900) a los diplomáticos y habitantes occidentales en el Barrio de las Embajadas (Tunjiao Minxiang).
Si bien los rebeldes tenían como objetivo primario el derrocamiento de los manchúes, ante la intervención occidental el primer objetivo pasa a ser la expulsión de estos últimos de China.
En vista de esto el gobierno Qing decide apoyarlos y los estimula. Como consecuencia de los hechos de Pekín las potencias occidentales (Inglaterra, Estados Unidos, Rusia, Alemania, Japón, Francia, Italia y Austria) envían finalmente atacando Beijing y masacrando a los boxers.
En vista de esto las tropas imperiales retroceden y declaran rebeldes a las sociedades, traicionándolas y contribuyendo a su exterminio.
Gran cantidad de practicantes y maestros murieron en estos sucesos donde se enfrentaron manos, puños y armas blancas contra el más moderno armamento de fuego en la que fue la última guerra donde se luchó con armas antiguas.

*1) "Rebelión de los Bóxers"
Hay documentadas gran cantidad de sociedades secretas, de gran o de menor importancia, pudiéndose destacar entre ellas la Yi Je Quang (Sociedad de los puños de justicia y armonía), Ta Tao Huí (Sociedad del gran sable) y Mei Hua Huí (Sociedad de la flor de ciruelo).
A pesar de que habían existido con anterioridad numerosas revueltas de diversa índole, el año 1898 comienza con una serie de levantamientos organizadas por las sociedades secretas en contra del poder extranjero encarnado por los países occidentales, los cuales desde hacía cuatro décadas intervenían en forma constante en China para dominar los mercados y asegurarse el dominio del comercio.
Esta sublevación fue conocida en occidente como la "Rebelión de los Bóxers", o como "Movimiento Yi Je Tuan" en chino.
La sublevación comienza en la provincia de Shandong y aunque sus principales cabecillas resultaron muertos, la revuelta continuó y se expandió a otras regiones, dirigiéndose luego hacia la ciudad de Tientsin y posteriormente a Beijing (Pekín), donde dominan la ciudad y sitian durante 55 días (19/06/1900 al 14/08/1900) a los diplomáticos y habitantes occidentales en el Barrio de las Embajadas (Tunjiao Minxiang).
Si bien los rebeldes tenían como objetivo primario el derrocamiento de los manchúes, ante la intervención occidental el primer objetivo pasa a ser la expulsión de estos últimos de China.
En vista de esto el gobierno Qing decide apoyarlos y los estimula. Como consecuencia de los hechos de Pekín las potencias occidentales (Inglaterra, Estados Unidos, Rusia, Alemania, Japón, Francia, Italia y Austria) envían sus ejércitos para levantar el sitio, penetrando por el norte y finalmente atacando Beijing y masacrando y asesinando a los Boxers. En vista de esto las tropas imperiales retroceden y declaran rebeldes a las sociedades secretas, traicionándolas y contribuyendo a su exterminio.
Gran cantidad de practicantes y maestros murieron en estos sucesos donde se enfrentaron manos, puños y armas blancas contra el más moderno armamento de fuego en la que fue la última guerra donde se luchó con armas antiguas.


ISILOMMX

jueves, 8 de abril de 2010

CHINA (El Celeste Imperio)

Es el país con la civilización más antigua que se conoce.

Al principio la religión China versaba y se creía en un Ser Supremo denominado, Sublime Cielo, creador de todas las leyes y autor de todas las cosas. Se le inmolaban víctimas propiciatorias, generalmente un buey, y se llamaba su atención encendiendo hogueras en la cumbre de las montañas.
Para adivinar el porvenir se quemaban tortugas. Por las crepitaciones y el humo se conjeturaba el tiempo venidero.
El culto a los manes o dioses del hogar, la devoción a los muertos y el respeto a los superiores, especialmente a los ancianos, eran también de primordial importancia.
La religión china de todos los tiempos ha sido una mezcla de muchas creencias íntimas y con un aderezo de filosofía.
El elemento primordial de esta concepción trascendente de la vida era el Tao, es decir, “El orden, y la armonía entre la materia y el espíritu”, algo indefinido, que lo mismo presidía el crecimiento de las plantas, ó que impulsaba a los espíritus a obrar correctamente. Inmersos en el Tao se encontraban todos los reglamentos, de las disciplinas y los dogmas que regían la cortesía, y el trato con el Emperador y sus ministros, con los mayores, con los padres y familiares, incluso con los animales.
El principio masculino era Yang simbolizado en el Cielo, y el femenino era Yin, la Tierra. De esta unión surgió no sólo una inmensa cantidad de dioses menores, y geniecillos diversos, sino la sistematización de la vida entera, porque en China todo estaba previsto: los días de luto y de fiesta, las horas de reposo y diversión, las reverencias a los superiores, el simbolismo de las flores o el ritual del té.
Las divinidades secundarias poblaban los bosques, gobernaban la lluvia, el viento, la tempestad, y gracias a ellas fermentaba el pan, estaba sano el ganado, se llenaban los pozos, florecían las plantas y por su culpa también enfermaban los niños y se perdían las cosechas.
El culto era sólo una fría y perfectamente reglamentada disciplina. Otro aspecto de su religiosidad estribaba en la veneración a los antepasados, muy distinta de la egipcia. En China, el familiar que había emigrado al reino del más allá era reverenciado en la intimidad del hogar y a lo largo de diversas festividades anuales.
La veneración del cuerpo y la fe en su supervivencia habían sido sustituidas en China por la seguridad tranquila de que el espíritu familiar convive realmente con la familia, toma parte en sus alegrías y de un modo directo informa y participa en todos los actos del hogar.
En China el hombre más desgraciado no es el que fallece sin sepultura, sino aquel que muere sin descendencia.
Casi al mismo tiempo aparecieron dos reformadores religiosos cuyas doctrinas ejercieron una influencia decisiva en la vida del pueblo chino ellos fueron: Lao-Tsé y K'ung-Fu-Tsé (Confucio).

KUNG-FU-TSÉ (CONFUCIO)

Cuando ha de ocurrir algo extraordinario, fuera de lo corriente, sea bueno o sea malo, en China suele aparecer un kilin, animal sagrado que muy pocas personas han podido contemplar. A la madre de Confucio se le apareció un kilin y nueve meses más tarde tuvo un niño a quien los hombres debían conocer con el apelativo de K'ung-Fu-Tsé, es decir, “El filósofo”.
En el momento de nacer, dos ángeles volaban sobre el techo de su casa mientras cuatro ancianos que representaban el espíritu de las cosas, del agua, del fuego y de la tierra, rodeaban su mansión para alejar a los espíritus malignos.
A los 22 años estableció una escuela donde enseñaba a quienes querían ser sus discípulos, y se cuenta que tuvo más de 3.000.
Él no escribió ningún libro, pero sus seguidores compilaron sus enseñanzas de los Discursos y de sus Diálogos y los copiaron en pergaminos.
Más tarde entró en la administración del Estado. En China es esa época era tenido por gran honor pertenecer al cuerpo de funcionarios públicos, y los muchachos inteligentes se preparaban concienzudamente, a fin de superar los exámenes que daban entrada a este núcleo de hombres de letras, mitad servidores del emperador, mitad pensadores.
A los 52 años de edad era ministro de Lu. Cuando contaba 72 años murió en ese momento el emperador Ts'in, destruyó todo recuerdo del filósofo K'ung-Fu-Tsé y persiguió a todos sus seguidores, pero al subir al trono imperial la dinastía Han, hacia el año 206 a. de J.C., la doctrina de Confucio fue declarada religión oficial.
Su máxima fundamental de conducta era: Lo que no quieras para ti, no lo quieras para los demás. La doctrina de Confucio, sintetizada en una serie de máximas morales, tendía a volver al pueblo a las viejas y ancestrales costumbres, algo rígidas, pero nobles y dignas. Confucio pensaba que si un hombre honesto y moral tuviese a su cargo el gobierno de la nación, se rodearía de hombres igualmente dignos y, por tanto, concibió la idea de educar a los príncipes que un día llegarían a ser emperadores, para que éstos, a su vez, influyesen en una corriente educativa que iría de los soberanos hacia los súbditos, y de este modo se reformaría la nación.
El que ante la ganancia piensa en la Justicia, ante el peligro ofrece su vida y en la vejez no se desdice de las promesas que hizo en su juventud, este hombre puede considerarse perfecto, decía Confucio. Por esto, cuando obtuvo en el reino de Lu el cargo de ministro que anhelaba, quiso transformar el país estableciendo un minucioso reglamento que abarcaba hasta los menores detalles de la vida corriente.
Nada quedaba al azar y los vasallos de Lu sabían, en todo momento, lo que podían y no podían hacer.
Confucio no pensó en lo triste y aburrida que sería una existencia tan esclavizada aunque lo fuese para el bien, y llegó un momento en que dicho reino, a pesar de la buena fue de Confucio y sus sabias leyes, cayó otra vez en la inmoralidad y el filósofo se alejó apesadumbrado de aquella provincia.
Refugiado en el reino de Wei, ordenó que sus discípulos recopilaran los libros de la sabiduría ancestral china: el I- King o "El libro de los cambios de los seres", el Chi-King o "El libro de los hechos pasados", el Li-King o "El libro de las ceremonias", etc.
Un día en que se celebraba una fiesta en el palacio de Wei penetró en los jardines un animal extraño y hermoso a la vez, nadie sabía cuál era su nombre ni lo habían visto nunca antes. Decidieron preguntarle a Confucio, y éste, al verlo, exclamó: -Es un kilin; no tardaré en morir. En efecto, el kilin que había anunciado su nacimiento, se presentó de nuevo para comunicarle el fin de su existencia. En las cercanías de K'ufou se levanta la tumba de Confucio, en cuya lápida hay grabada esta sentencia:
“Todo se le perdona a quien nada se perdonó a sí mismo”. La religión de Confucio resultó poco clara ya que no estructuró un cuerpo de doctrina definido y rígido.
La idea del príncipe bueno, paternal y providente para con sus súbditos, impregna su credo. Los conceptos de bondad, belleza, tolerancia, paz, etc., tan parecidos al cristianismo, son la base de su conducta y de su moral.
Durante dos mil años fue la religión oficial del Celeste Imperio. En la actualidad se calcula que unos 250 millones de fieles siguen las enseñanzas de Confucio.

LAO-TSÉ

Nació en el año 604 antes de nuestra Era. De él cuenta la leyenda que estuvo 80 años en el seno materno y que al nacer tenía ya el pelo blanco, por lo que nunca fue niño y vino al mundo lleno de sabiduría.
El país estaba dividido en innumerables Estados y Lao-Tsé fue un alto funcionario en la corte de Tchou. Se cuenta que vivió 200 años y su muerte, según la leyenda, fue siempre misteriosa. Había realizado un viaje hasta el lejano Tíbet y al cruzar la frontera el aduanero Yen-Hi le pidió que le enseñara la verdad y la sabiduría. Entonces Lao-Tsé escribió para él un precioso libro llamado Tao-Te-King, “El Camino de la razón y de la virtud” (el pricipio del Tao), que contiene sólo 5.000 palabras, las suficientes para enseñar al hombre todo lo que ha de saber en la vida para ser feliz eternamente. Una vez entregado el libro al aduanero, Lao-Tsé empezó a caminar en dirección a las cumbres y nunca más se ha sabido de él.
El ideal del Tao consiste en la identificación del hombre con el espíritu de humildad, la búsqueda de la paz, la renuncia solemne a toda violencia y la anulación de todo mal deseo, son los principios fundamentales del taoísmo.
Los yogas, con sus complicados ejercicios corporales y ayunos, aun no siendo taoístas, siguen este ideal de suprema renuncia, común en muchas religiones. Cinco siglos después de la muerte de Lao-Tsé, El Taoísmo fue considerado como religión oficial de China y su mayor esplendor y difusión tuvo lugar cuando imperaba la dinastía Tang. En la actualidad posiblemente existen unos 40 millones de Taoistas adeptos a la doctrina de Lao-Tsé.

EL BUDISMO

El Budismo ha sido por muchos siglos la tradición espiritual dominante en la mayor parte de Asia, incluyendo los países de la Indochina, como también Sri Lanka, Nepal, Tibet, China, Korea y Japón. A diferencia del Hinduismo, el Budismo se puede trazar hasta un único fundador, Siddharta Gautama, el llamado Buddha 'Histórico'. Vivió en la India a mediados del 6to siglo a.C.
Si el sabor del Hinduismo es mitológico y ritualista, el del Budismo es definitivamente psicológico. El Buddha no estaba interesado en satisfacer la curiosidad humana sobre el origen del mundo, la naturaleza de lo divino o preguntas similares. Estaba interesado exclusivamente con la situación humana, con los sufrimientos y frustraciones de los seres humanos. Su doctrina es, por ello, no una de metafísica sino una de psicoterapia. Hizo notar el origen de las frustraciones humanas y la forma de sobreponerse a ellas, tomando para ello los conceptos tradicionales hindúes de maya, karma, nirvana, etc., dándoles una interpretación psicológica renovada, dinámica y directamente relevante.
Después de la muerte de Buddha, el Budismo se desarrolló en dos escuelas distintas: la Hinayana y la Mahayana, la primera más ortodoxa y la segunda más flexible, en la India fue absorbido por el hinduismo pasando Buddha a ser una encarnación del multifacético dios Vishnu.
A medida que se extendió por Asia entró en contacto con una gran cantidad de culturas diferentes y mentalidades distintas que interpretaron la doctrina de Buddha desde diferentes puntos de vista. Gracias a esto el Budismo se mantuvo vivo a través de los siglos y se desarrolló en filosofías altamente sofisticadas con profundos conocimientos psicológicos.
A pesar de su alto nivel intelectual filosófico, el Budismo Mahayana nunca se pierde en pensamientos abstractos especulativos. Como siempre en el misticismo oriental, el intelecto es visto sólo como una forma de despejar la vía para la directa experiencia mística, que los budistas llaman 'despertar'. La esencia de esta experiencia es pasar más allá del mundo de distinciones intelectuales y opuestos, para alcanzar el mundo de acintya, lo impensable, donde la realidad aparece como una 'entidad' no-dividida e indiferenciada.
Esta fue la experiencia de Siddhartha Gautama una noche, luego de siete años de disciplina extenuante en los bosques. Sentado en profunda meditación bajo el celebrado Árbol Bodhi, el Árbol de la Iluminación, repentinamente obtuvo la clarificación final y definitiva de todas sus búsquedas y dudas, en el acto de 'insuperable y completo despertar', lo que lo transformó en Buddha, esto es, 'El Despertado'. Para el mundo oriental, la imagen de Buddha en estado de meditación es tan significativo como la imagen de Cristo crucificado para el occidente.
Buddha predicó su doctrina posteriormente expresada a la forma de Las Cuatro Nobles Verdades, una presentación compacta de la doctrina esencial, que mucho se parece a un diagnóstico médico, primero identifica la causa de la enfermedad de la humanidad, luego afirma que la enfermedad puede ser curada y finalmente prescribe el remedio.
La Primera Noble Verdad cita las características más sobresalientes de la situación humana, duhkha, que es el sufrimiento o frustración. Esta frustración se origina de nuestra dificultad en encarar un hecho básico de la vida, que todo lo que nos rodea es inestable y transitorio. "Toda cosa surge y desaparece", dijo Buddha, además la noción que el flujo y el cambio son rasgos básicos de la naturaleza, se encuentran entre los fundamentos del Budismo. El sufrimiento se origina cuando nos resistimos al flujo de la vida y tratamos de aferrarnos a las formas fijas, las cuales son todas maya, sean cosas, eventos, personas o ideas. Esta doctrina de impermanencia incluye además la noción de que no existe un ego, ningún 'yo' que es el objeto persistente de nuestras variadas experiencias. El Budismo sostiene que la idea de un 'yo' individual separado, es una ilusión, sólo otra forma de maya, un concepto intelectual que no tiene realidad. Aferrarse a este concepto lleva a la misma frustración que el agarrarse a cualquier otra categoría fija del pensamiento.
La Segunda Noble Verdad habla sobre la causa de todo el sufrimiento, trishna, que es el aferrarse, o agarrarse. Es el vano aferrarse a la vida, basado en un punto de vista errado, lo que se denomina avidya, o ignorancia. Debido a esta ignorancia dividimos el mundo que percibimos en cosas separadas e individuales y, por lo tanto, tratamos de confinar las formas fluidas de la realidad en categorías fijas creadas por la mente. Mientras se mantenga este punto de vista experimentaremos frustración tras frustración. El tratar de aferrarse a cosas que vemos como firmes y persistentes pero que en realidad son transitorias y en constante cambio, nos vemos atrapados en un círculo vicioso donde cada acción genera más acciones y cada pregunta genera nuevas preguntas. Esto se conoce como samsara, la ronda de nacer-morir, y es movida por karma, la cadena infinita de causa y efecto.
La Tercera Noble Verdad cita que el sufrimiento y la frustración pueden ser paradas. Es posible trascender el círculo vicioso de samsara, liberarse de las ataduras de karma y lograr un estado de total liberación llamado nirvana. En este estado, las falsas nociones de un 'yo' separado han desaparecido para siempre y la unidad de toda vida se hace una sensación constante. Nirvana es el equivalente de moksha en la filosofía hindú y, siendo un estado de conciencia más allá de todo concepto intelectual, desafía mayores descripciones. Llegar a nirvana es lograr el 'despertar' o el estado de Buddha.
La Cuarta Noble Verdad es la prescripción de Buddha para terminar con todo el sufrimiento, la Óctupla Vía del auto-desarrollo que lleva al estado de 'despertado'. Los dos primeros ya mencionados corresponden a la correcta visión y al correcto conocimiento; esto es, con el claro entendimiento de la situación humana, ese es el punto necesario de partida. Las cuatro secciones siguientes tienen que ver con el actuar correcto. Ellas dan las reglas para la forma de vida de un budista, que es el camino medio entre los extremos opuestos. Las últimas dos secciones tienen que ver con la correcta conciencia y la correcta meditación y describen la directa experiencia mística de la realidad que es su objetivo final.
Buddha no desarrolló su doctrina en un sistema filosófico consistente pero lo consideraba la forma para lograr la iluminación. Sus opiniones sobre el mundo estaban confinados a enfatizar la transitoriedad de todas las cosas. Insistió sobre la libertad ante autoridades espirituales, incluyendo la suya, aduciendo que él sólo podía mostrar la vía hacia el estado de Buddha, y que dependía de cada individuo encaminarse y avanzar hacia la meta por su propio esfuerzo. Las últimas palabras de Buddha al morir son característicos de su visión del mundo y de su actitud como profesor."La decadencia es inherente a todas las cosas compuestas", dijo antes de morir:"Avancen con laboriosidad".
La culminación del pensamiento budista se alcanza según muchos autores, en la llamada escuela Avatamsaka, que está basado en la sutra de igual nombre. Este sutra es considerado como el núcleo del Budismo Mahayana y es alabada por Suzuki con las palabras más entusiásticas:
Con respecto al Avatamsaka-sutra, es realmente la consumación del pensamiento Budista, el sentimiento Budista y la experiencia Budista. En mi parecer, ninguna literatura religiosa en el mundo podrá alcanzar la grandeza de conceptos, la profundidad de sentimientos y la gigantesca escala de composición que se logra en este sutra. Es la eterna fuente de vida de la cual ninguna mente religiosa volverá sedienta o sólo parcialmente satisfecha.
Este fue el sutra que estimuló las mentes chinas y japonesas más que cualquier otra cosa, cuando el Budismo Mahayama se extendió a través de Asia. El contraste entre los chinos y japoneses, por un lado, y los hindúes por el otro, es tan grande que se ha dicho que representan dos polos de la mente humana. Mientras los primeros son prácticos, pragmáticos y de mentalidad social los segundos son imaginativos, trascendentales y metafísicos. Cuando los filósofos chinos y japoneses comenzaron a traducir e interpretar el Avatamsaka, una de las mayores escrituras producidas por el genio religioso hindú, los dos polos se combinaron para formar una nueva unidad dinámica y el resultado fueron la filosofía Hua-yen en China y la filosofía Kegon en Japon, que constituye, según Suzuki, "el clímax del pensamiento Budista que se ha estado desarrollando en el Lejano Oriente por los últimos dos mil años".
El tema central de Avatamsaka es la unidad e interrelación de todas las cosas y eventos; una concepción que no sólo es la esencia de la visión oriental pero también es uno de los elementos básicos de la visión del mundo que está emergiendo de la física moderna

EL TAOISMO

Cuando el Budismo llegó a la China, aprox. el primer siglo D.c., se encontró con una cultura que tenía más de dos mil años de antigüedad. En esta antigua cultura, el pensamiento filosófico había llegado a su culminación en el periodo Chou (500-221a.C.), los años dorados de la filosofía china, y desde ese momento siempre se le tuvo en alta estima.
Desde el comienzo, esta filosofía tenía dos aspectos complementarios. Los chinos siendo gente práctica con una conciencia social altamente desarrollada, todas sus filosofías se relacionaban de una manera u otra con la vida en sociedad, con las relaciones humanas, los valores morales y el gobierno. Este es sólo uno de los aspectos del pensamiento chino. Complementario a éste, está el lado místico del carácter chino, que exigía que el objetivo más importante de la filosofía fuese trascender el mundo de la sociedad y la vida cotidiana y llegar así a un plano superior de conciencia. Este es el plano del sabio, el ideal chino del hombre iluminado que ha logrado una unión mística con el universo.
Los sabios chinos no se mantienen exclusivamente en este alto plano espiritual sino que igualmente se conciernen de los hechos terrenales. Une en él, dos lados complementarios de la naturaleza humana --la sabiduría intuitiva y el conocimiento práctico, la contemplación y la acción social-- que los chinos han asociado con las imágenes del sabio y el rey. Seres humanos plenamente realizados, en las palabras de Chuang Tzu,"por su tranquilidad se hacen sabios y por sus movimientos reyes".
Durante el siglo 6deg. A.C., los dos lados de la filosofía china se desarrollaron en dos escuelas distintivas, el Confucianismo y el Taoísmo. El Confucianismo fue la filosofía de la organización social, del sentido común y del conocimiento práctico. Le entregó a la sociedad china un sistema de educación y con estrictas convenciones de etiqueta social. Uno de los propósitos principales fue formar una base ética para el sistema de familia tradicional china con su estructura compleja y sus rituales de veneración de antepasados. Taoísmo, por el otro lado, se concernía primariamente con la observación de la naturaleza y el descubrimiento de su Camino, o Tao. La felicidad humana, de acuerdo a los taoístas, se logra cuando los humanos siguen el orden natural, actuando espontáneamente y confiando en sus conocimientos intuitivos.
Las dos tendencias de pensamiento representan polos opuestos en la filosofía china, pero en China siempre fueron vistos como polos de una y la misma naturaleza humana y por lo tanto complementarios. El Confucianismo se enfatizaba, generalmente, en la educación de niños que tenían que aprender las reglas y convenciones necesarias para vivir en sociedad, mientras que el Taoísmo usualmente era seguido por gente de mayor edad para así recobrar y desarrollar la espontaneidad original que habían sido destruidas por las convenciones sociales.
En los siglos once y doce, la Escuela Neo-Confuciana intentó una síntesis del Confucianismo, Budismo y Taoísmo, que culminó en la filosofía de Chu Hsi, uno de los más importantes sabios chinos.
El Confucianismo deriva su nombre de Kung Fu Tzu, o Confucio, un profesor de gran influencia con un gran número de estudiantes que vio como principal función transmitir las herencias culturales antiguas a sus discípulos. Al hacer esto pasó más allá de una simple transmisión de conocimientos pues interpretó las ideas tradicionales de acuerdo a sus propios conceptos morales. Sus enseñanzas fueron basadas en los llamados Seis Clásicos, libros antiguos sobre pensamientos filosóficos, rituales, poesía, música e historia, que representaba la herencia espiritual y cultural de los sabios santos del pasado de China. La tradición china ha asociado a Confucio con todos esos trabajos como autor, comentador o editor; pero de acuerdo a estudiosos modernos no fue ni autor, comentador ni siquiera editor de estos clásicos. Sus propias ideas se hicieron conocidas a través del Lun Yu, o Analecticas Confucianas, una colección de aforismos que fueron compilados por algunos de sus discípulos.
El originador del Taoísmo fue Lao Tzu, cuyo nombre literalmente significa "El Viejo Maestro" y que fue, de acuerdo a la tradición, un contemporario de más edad de Confucio. Sería la autor de un corto libro de aforismos, considerada la principal escritura taoísta. En China se le llama simplemente Lao-tzu, Y en el occidente se le conoce como el Tao-Te-Ching. Notorio es el estilo paradójico y el poderoso y poético lenguaje de este libro que según Joseph Needham es 'sin excepción el más profundo y bello trabajo en la lengua china'. Otro libro es elChuang-tzu, de mayor tamaño, al parecer escrito por varios autores distintos.
Los chinos, como los hindúes, creían que hay una realidad última que subyace y unifica las múltiples cosas y eventos que observamos:
Hay tres términos--"completo", "abarcándolo-todo", "todo". Estos nombres son diferentes, pero la realidad buscada en ellos es lo mismo: refiriéndose al Objeto Único.
Llamaron esta realidad el Tao, que originalmente significó 'la Vía'. Es la vía, o proceso, del universo, el orden de la naturaleza. En tiempos posteriores, los Confucianos le dieron una interpretación distinta. Hablaron del Tao del hombre, o el Tao de la sociedad humana, y lo entendieron como la forma correcta de vida en un sentido moral.
En su sentido cósmico general, el Tao es la cúspide, la realidad última, indefinible y como tal es el equivalente del Brahman hindú y el Dharmakaya budista. Difiere de los conceptos hindúes por su calidad intrínsecamente dinámica, que en el punto de vista chino, es la esencia del universo. El Tao es el proceso cósmico en el que todas las cosas están involucradas; el mundo es visto como un flujo continuo además de cambio.
El Budismo Hindú, con su doctrina de impermanencia tuvo una visión bastante similar, pero tomó esta visión meramente como la premisa básica de la situación humana y pasó luego a elaborar sus consecuencias psicológicas. Los chinos, por el otro lado, no sólo creyeron que el flujo y el cambio eran características esenciales de la naturaleza, sino que también existen patrones constantes en aquellos cambios que pueden ser observados por los humanos. El sabio reconoce estos patrones y dirige sus acciones de acuerdo a ellas. De esta manera se hace uno con el Tao, viviendo en armonía con la naturaleza y triunfando en todo lo que intente. En las palabras de Huai Nan Tzu, un filósofo del 2do siglo a.C.:
Aquel que se adapta al curso de el Tao, siguiendo el proceso natural del Cielo y la Tierra, encuentra que es fácil manejar todo el mundo.
Cuáles son entonces los patrones de la vía cósmica que el humano debe reconocer? La principal característica de el Tao es la naturaleza cíclica de su constante movimiento y cambio. "Volver es el movimiento del Tao", dice Lao Tzu, y "llegar lejos significa volver". La idea es que todos los desarrollos en la naturaleza, el mundo físico, como en las situaciones humanas, muestran patrones cíclicos de ir y venir, de expansión y contracción.
Esta idea fue sin duda deducida a partir de los movimientos del Sol y la Luna y de los cambios de las estaciones, pero también fue tomada como una regla de vida. Los chinos creen que cuando una situación se desarrolla hasta su extremo, está dado que luego se dará vuelta y se transformará en lo opuesto. Esta creencia básica les ha dado valentía y perseverancia en tiempos de calamidades y los ha hecho cuidadosos y modestos en tiempos de éxitos. Ha llevado a la doctrina de la media dorada en que Taoístas y Confucianos creen. 'El sabio', dice Lao-Tzu.'evita el exceso, extravagancia y la indulgencia'.
En la visión china es mejor tener muy poco que tener demasiado, y mejor dejar cosas sin hacer, que hacer demasiado, pues, aunque no se llegue muy lejos de esta manera, se está seguro de estar yendo en la dirección correcta. Aquel hombre que quiere ir más y más lejos hacia el oeste terminará al este, aquellos que acumulan más y más riquezas para aumentar sus bienes terminarán siendo pobres. La sociedad industrial moderna que continuamente está tratando de aumentar "el estándar de vida" y para ello disminuye la calidad de vida para todos sus miembros es una elocuente ilustración de esta antigua sabiduría china.
La idea de patrones cíclicos en los movimientos del Tao fue dada una estructura definida a través de la introducción de los opuestos polares Yin y yang. Son los dos polos que colocan los límites para los ciclos de cambio:
El yang habiendo llegado a su clímax retrocede a favor del Yin; el Yin llegando a su máximo, retrocede a favor del Yang.
En el punto de vista chino, todas las manifestaciones del Tao son generados por el juego dinámico de estas dos fuerzas polares. Esta idea es muy antigua y muchas generaciones han trabajado sobre el simbolismo del arquetípico para Yin y Yang hasta que se transformó en un concepto fundamental del pensamiento chino. El significado original de las palabras Yin y Yang era el del lado en sombra y el lado iluminado de una montaña, un significado que da una buena idea de la relatividad de los dos conceptos: Aquel que deja aparecer ahora la oscuridad, ahora la luz, eso es Tao. El carácter dinámico de Yin y Yang está ilustrado en el antiguo símbolo chino llamado T'ai-chi T'u o 'Diagrama del Último Supremo'. Este diagrama es un arreglo simétrico de Yin oscuro y Yang claro, pero la simetría no es estática. Es una simetría rotacional que sugiere, fuertemente, un movimiento cíclico constante: El Yang vuelve cíclicamente a su inicio; el Yin logra su máximo y da luego lugar al Yang. Los dos puntos en el diagrama simbolizan la idea de que cada vez que una de las fuerzas alcanza su máximo, ya contiene la semilla de su opuesto.
El par Yin y Yang son el gran leitmotiv que permea a la cultura china y determina todos los rasgos de la forma tradicional de vida. "La vida", dice Chuang Tzu, " es la mezcla armónica del Yin y el Yang". Esta ciclicidad se observa en las estaciones, en los cultivos, en las comidas, que según los chinos deben estar balanceadas en elementos Yin y Yang para ser saludables. La medicina tradicional china también se basa en el balance del Yin y el Yang. Cualquier enfermedad se considera una pérdida de balance. El cuerpo se divide en partes Yin y Yang. El balance entre las distintas partes se mantiene por un flujo constante de energía vital o Chi por un sistema de meridianos que contienen los puntos utilizados en la acupuntura, que se basa en la utilización de agujas en puntos específicos para reestablecer el flujo de la energía vital y curar así las enfermedades. La interrelación de Yin y Yang, el par primordial de opuestos, aparece por lo tanto, como un principio que guía todos los movimientos del Tao.

FILOSOFIA ZEN

Cuando la mente china entró en contacto con el pensamiento hindú, en la forma del Budismo, alrededor del primer siglo d.c., dos desarrollos paralelos sucedieron. Por un lado, la traducción de los sutras budistas estimuló a los pensadores chinos y los llevó a interpretar las enseñanzas del Buddha hindú a la luz de sus propias filosofías. De esta manera surgió un muy fructífero intercambio de ideas, que culminaron, en la escuela Hua-yen (sánscrito: Avatamsaka) de budismo en China y la escuela Kegon de Japón.
Por otro lado, el lado pragmático de la mentalidad china respondió al impacto del budismo hindú, concentrándose en los aspectos prácticos y desarrollándolos en una forma especial de disciplina espiritual que recibió el nombre de Ch'an, una palabra normalmente traducida como "meditación". Esta filosofía Ch'an fue eventualmente adoptada por Japón, alrededor del año 1200, y ha sido cultivado ahí bajo el nombre de Zen, una tradición que se mantiene viva hasta la actualidad.
La filosofía Zen es una mezcla única de filosofías e idiosincrasias de tres culturas diferentes. Es una forma de vida típicamente japonesa, y aún así refleja el misticismo de la India, el amor de la naturalidad y espontaneidad del Taoismo y el pragmatismo profundo de la mente Confusionista.
A pesar de su carácter tan especial, Zen es puramente budista en su esencia pues su objetivo no es ni más ni menos que el de Buddha: el lograr la iluminación, una experiencia conocida en Zen como satori. La experiencia de la iluminación es la esencia de todas las escuelas de filosofía orientales, pero Zen es única en que se concentra exclusivamente en esta experiencia y no está interesada en ninguna interpretación más allá de esta. En las palabras de Suzuki, "Zen es la disciplina en iluminación". Desde el punto de vista del Zen, el despertar de Buddha y el enseñar de Buddha, que todos tenemos el potencial de lograr la iluminación son la esencia del Budismo. El resto de la doctrina, incluido en los voluminosos sutras, es visto solamente como suplementario.
La experiencia del Zen es, por lo tanto, la experiencia de la iluminación, de satori, y ya que esta experiencia, finalmente, trasciende toda categoría de pensamiento, Zen no se interesa en ninguna abstracción ni conceptualización. No tiene ninguna doctrina o filosofía especial, ningún credo ni dogma formal y enfatiza su libertad de todo pensamiento fijo, esto la hace verdaderamente espiritual.
Más que cualquiera otra escuela de misticismo oriental, Zen está convencido de que las palabras nunca expresarán la verdad última. Debe haber heredado su convicción del Taoísmo, que mostraba la misma actitud sin compromisos. "Si alguien pregunta sobre el Tao y otro le responde", dijo Chuang Tzu, "ninguno de ellos lo conoce".
Pero la experiencia Zen puede ser pasada de Maestro a discípulo, y ha sido, de hecho, transmitido por muchos siglos por métodos especiales propios de Zen. En un resumen clásico de cuatro líneas, Zen es descrito como:
Una transmisión especial externa a las escrituras.
No sostenida por palabras ni letras,
Apuntando directamente a la mente humana,
Mirando directamente a la naturaleza propia y alcanzando el estado de Buddha.
Esta técnica de "apuntar directamente" constituye el sabor especial de la filosofía Zen. Es típico de la mente japonesa, que es más intuitiva que intelectual y que le gusta entregar los hechos como hechos, sin comentario alguno. Los maestros Zen no son adeptos a la palabrería y aborrecen todo tipo de teorización y especulación. De esta manera desarrollaron métodos que apuntan directamente a la verdad, con acciones y palabras repentinas y espontáneas, que exponen paradojas del pensamiento conceptual y, como los koans, están orientados a parar el proceso mental del pensamiento, preparando así al estudiante a la experiencia mística. Esta técnica se ve muy bien ilustrada en los siguientes ejemplos de cortas conversaciones entre maestro y discípulo. En estas conversaciones, que forman la mayor parte de la literatura Zen, los maestros hablan lo menos posible y usan sus palabras para cambiar la atención del discípulo desde los pensamientos abstractos a la realidad concreta.

Un monje, pidiendo instrucción, le dijo a Bodhidharma:
"No tengo nada de paz mental. Por favor, apacigüe mi mente."
"Trae tu mente aquí al frente mío", replicó Bodhidharma, "y yo te lo apaciguaré!"
"Pero cuando busco mi propia mente," dijo el monje, "no la puedo encontrar."
"Eso!", replicó energéticamente Bodhidharma, "he apaciguado tu mente!"
Un monje le dijo a Joshu: "Acabo de entrar a este monasterio. Por favor enséñame."
Joshu preguntó: "Has comido tu potaje de arroz?"
El monje responde: "Ya he comido."
Joshu dice: "Entonces será mejor que laves tu plato."
Estos diálogos hacen notar otro aspecto del Zen que es característico. La iluminación en Zen no significa retirarse del mundo, sino al contrario, una activa participación en la vida cotidiana. Este punto de vista atrajo mucho a la mentalidad china que le colocaba mucha importancia a una vida práctica y productiva y a la idea de la perpetuación de la familia, por lo que no podía aceptar el carácter monástico del Budismo hindú. Los maestros siempre hacían hincapié que Ch'an, o Zen, estaba en nuestras experiencias diarias, la "mente de todos los días", como proclamaba Ma-tsu. Se enfatizaba el despertar en el medio de las actividades diarias y dejaban muy en claro que veían a la vida diaria, no sólo como la forma de lograr la iluminación, sino como la iluminación misma.
En Zen, satori significa la inmediata experiencia de la naturaleza Buddha de todas las cosas. Primero y más importante entre éstas, están los objetos, hechos y personas involucradas en la vida diaria, de tal manera de que aunque enfatiza las cosas prácticas de la vida, Zen aun así es profundamente mística. Al vivir enteramente en el presente, dándole atención completa a los asuntos diarios, alguien que ha logrado satori experimenta la admiración y misterio de la vida en cada situación:
Qué maravilloso esto, cuan misterioso!
Cargo la leña, saco agua del pozo.
La perfección de Zen es por lo tanto vivir la vida diaria en forma natural y espontánea. Cuando a Po- chang se le pidió definiera Zen, dijo, "Cuando tengo hambre, como, cuando estoy cansado, duermo." Aunque esto suene simple y obvio, como tantas otras cosas en Zen, es de hecho una tarea bastante difícil. Recobrar la naturalidad de nuestra naturaleza original requiere largo entrenamiento y constituye un gran logro espiritual. En las palabras de un dicho Zen muy famoso:
Antes de estudiar Zen, las montañas son montañas y los ríos son ríos; mientras estás estudiando Zen, las montañas ya no son montañas y los ríos ya no son ríos; pero una vez que alcanzas la iluminación las montañas son nuevamente montañas y los ríos nuevamente ríos.
El énfasis sobre la naturalidad y espontaneidad muestra claramente las raíces Taoístas pero la base para este énfasis es estrictamente Budista. Es la creencia en la perfección de nuestra naturaleza original, la realización de que el proceso de iluminación consiste meramente en transformarnos en lo que ya somos desde un principio. Cuando se le preguntó al maestro Zen Po-chang sobre buscar la naturaleza Buddha, respondió, "Es muy parecido a montar un buey en búsqueda del buey."
Hay dos escuelas principales de Zen en Japón actualmente, difieren en sus métodos de enseñanza. La escuela Rinzai o "repentina"}, utiliza el método koan, se da prominencia a entrevistas formales periódicas con el maestro, llamadas sanzen, durante las cuales se le pregunta al estudiante su visión actual sobre el koan que ha estado tratando de resolver. La resolución de un koan involucra largos periodos de intensa concentración que llevan a una revelación repentina de satori. Un maestro con experiencia sabe cuando un estudiante ha llegado al borde mismo de la iluminación repentina y le es posible choquearlo a una experiencia satori con acciones inesperadas, tales como un golpe con una varilla o un grito fuerte.
La escuela Soto o gradual evita los métodos de shock de Rinzai y apunta hacia la maduración gradual del estudiante Zen, "como la brisa de primavera que acaricia la flor, ayudándola a florecer." Propugna 'el sentar tranquilo' y el uso de su propio trabajo común como dos formas de meditación.
Ambas escuelas le confieren la mayor importancia a zazen, o meditación sentado, que es practicado en los monasterios Zen todos los días por muchas horas. La postura correcta y la respiración son las primeras cosas que debe aprender un estudiante de Zen. En el Zen Rinzai, zazen es usado para preparar la mente intuitiva para poder manejar el koan, y la escuela Soto lo considera la forma más importante para ayudar al estudiante a madurar y evolucionar hacia satori. Más que eso, es considerado como el logro visible de la naturaleza Buddha de uno mismo; cuerpo y mente siendo fusionados en una unidad armónica que no requiere ninguna mejoría. Como dice un poema Zen,
Sentado tranquilo, haciendo nada,
La primavera llega, y el pasto crece por sí solo.
Ya que Zen asegura que la iluminación se manifiesta en las actividades diarias, ha tenido enorme influencia en todos los aspectos de la forma tradicional de vida japonesa. Estas no sólo incluyen las artes de la pintura, caligrafía, diseño de jardines, etc., y las variadas artesanías sino también en actividades ceremoniales como servir el té o el arreglo de flores y las artes marciales como el tiro con arco, la espada, el judo, el karate-do, etc. Cada una de estas actividades es conocida en Japón como un do, esto es, un tao o una 'vía' hacia la iluminación. Todas exploran varias características de la experiencia Zen y pueden ser usadas para entrenar la mente y llevarla en contacto con la realidad última.
Las artes recién mencionadas son todas expresiones de espontaneidad, simplicidad y la total presencia de la mente característica del Zen, las actividades lentas y rituales de cha-no-yu, la ceremonia japonesa del té, los movimientos de manos espontáneas requeridas para la caligrafía y la pintura y la espiritualidad de bushido, "la vía del guerrero". Mientras que requieren de la perfección de la técnica, la maestría real sólo se logra cuando se trasciende la técnica y el arte se transforma en un "arte sin arte", brotando del sub conciente.
Somos muy afortunados en tener una descripción maravillosa de tal "arte sin arte" en el pequeño libro de Eugen Herrigel, Zen en el arte del Tiro con Arco. Herrigel utilizó más de cinco años con un renombrado maestro japonés para aprender su arte "místico" y nos da en su libro una descripción de cómo experimentó Zen a través del tiro con arco. Nos describe como el tiro con arco le fue presentado como un ritual religioso que es "bailado" en movimientos espontáneos, libres de esfuerzo y propósito. Le tomó muchos años de práctica dura, lo que transformó todo su ser, como aprender a estirar el arco "espiritualmente", con un tipo de fuerza no esforzada, y como liberar la cuerda "sin intención", dejando que el tiro "caiga del tirador como una fruta madura". Cuando llegó al clímax de perfección, el arco, flecha, objetivo y arquero, todos se fundían los unos en el otro y él no disparaba sino que "esto" lo hacía por él.
La descripción de Herrigel del tiro con arco es una de las más puras recolecciones de Zen pues no habla en ningún momento de Zen.

EL SHINTOISMO

Si el Zen enfatizó las virtudes militares del estoicismo y el desdén por la vida, y proporcionó una técnica para el entrenamiento de la instintividad, el shinto recalcó la lealtad al soberano y el patriotismo. Como en el Zen, el shinto enfatiza la bondad esencial del alma y la infalibilidad de la conciencia. Los templos shinto en su interior también son muy sencillos: no hay unos objetos de adoración que un simple espejo colgante. Por lo tanto, el acto de adoración se convierte en un llamado a "conocerte a ti mismo". Es obvio que el Zen y el shinto son naturalmente compatibles en ciertos aspectos y en ocasiones ambos han estado relacionados institucionalmente, y quedado dentro del mismo departamento del gobierno. Podría decirse que en particular el shinto cumplió el papel de una Iglesia establecida.
El shinto comprende también un elemento de adoración a los antepasados, a la naturaleza y a la cabeza de la familia nacional, representado por el emperador, considerado la encarnación viviente del Japón. La tierra de Japón (Nippon o Yamato) era también el sitio de reposo de los dioses y los antepasados muertos; y como tal equivalía a una tierra sagrada para la cual ningún sacrificio era demasiado grande. Los escuadrones suicidas y los pilotos Kamikaze de la Segunda Guerra Mundial, aunque para Occidente tal vez parecieran un fenómeno maniático de individualismo, caen directamente dentro de las tradiciones de los Samuráis.
"Como bien sabía que este camino debería concluir con la muerte;
fue el espíritu- de Yamato el que me apremió a continuar
a desafiar lo que aconteciere"
(Yoshida Shoin: en la víspera de su ejecución)
Con una religión estatal de tal naturaleza no es de sorprenderse que los Samuráis, o en los tiempos modernos el ejército japonés, constituyeran la fuerza de combate más formidable, y en particular para la defensa de su territorio amado
"En el país de Yamato
las montañas se agrupan;
pero la mejor de todas las montañas
es Kagu, caída del cielo.
Escalé, me detuve y vi mis tierras.
Sobre la extensa tierra
bruma de humo flota.
Sobre la extensa agua
gaviotas flotan.
Hermoso, mi país,
mi Yamato,
Isla del dragón que vuela".
(Emperador Jomei, "Climbing Mount Kagu"; 593 a 641 d.J.C.)
El secreto del éxito económico del actual Japón es indudablemente esa misma lealtad al grupo, ese orgullo y voluntad disciplinada.

ZOROASTRO

Llamado también Zaratustra, fue el gran reformador, el creador de una religión original cuya influencia se extendió a través de los tiempos, hasta el punto de no hallarse extinguida y haber influido su principio fundamental en el pensamiento filosófico moderno. Zoroastro apareció hacia el siglo VI a. de J.C. Era filósofo, y encontrándose un día meditando a la orilla de un río, un espíritu lo arrebató hasta llevarlo a presencia de Ahoura Mazda, el Creador. Éste le indicó la doctrina que debía predicar a los fieles y le enseñó el secreto de los principios de la Verdad. Zoroastro obedeció y volvió al mundo, pero nadie hizo caso de sus palabras y comprendió que todos sus esfuerzos serían inútiles si no contaba con el apoyo de un soberano fuerte y entusiasta. Sólo cuando pudo convencer al príncipe Victapsa, su doctrina y sus palabras fueron escuchadas. Victapsa no pudo por menos de atender a Zoroastro, puesto que, habiéndole exigido un prodigio, el filósofo mandó que al instante apareciera un árbol en el salón del palacio, y en un momento surgió un frondoso cedro cuyas ramas no cabían en la estancia. La muerte de Zoroastro fue muy distinta a la de otros fundadores de religiones; fue atravesado por una lanza en una batalla librada contra los Hiaonas, pueblo enemigo de Victapsa.
La doctrina de Zoroastro se funda en la existencia de dos principios, dos potencias eternamente en lucha, implacables y enemigas: Ormuz, el creador del Sol, de la Luz y de la Bondad, rodeado siempre de seis ministros que simbolizan la santidad, los pensamientos nobles, los buenos consejos, la inmortalidad, la generosidad y la virtud. Innumerables genios del bien ayudan a los seis ministros. Ariman, el genio del mal, rodeado a su vez de varios ministros que son el furor, la ambición, la venganza, etc. el dios de las tinieblas sólo piensa en combatir a Ormuz, diseminando el mal entre los hombres. El Universo entero no es otra cosa que el escenario de la lucha eterna entre Ormuz y Ariman. El hombre es un soldado más en este grandioso combate que no terminará hasta el fin de los siglos. Zoroastro esbozó la Historia del Mundo en cuatro períodos de tres mil años cada uno:
En el primero, Ormuz y Ariman se enfrentan y comienzan a luchar. En el segundo, Ormuz crea el cielo, la tierra, los animales, etc., mientras Ariman crea el reino subterráneo de los monstruos y las tinieblas. En el tercero, al llegar a la mitad de la Historia, aparece Zoroastro que enseña la doctrina de la Verdad. En el cuarto, las luchas se recrudecen con la aparición del dragón Dahaka y del segundo salvador llamado Keresaspa y más tarde Saoszan, los cuales, con Zoroastro, serán los definitivos salvadores de la Humanidad. Entonces Ariman será vencido definitivamente y los muertos resucitarán para un gran juicio. Durante tres días serán sumergidos en un océano de metal fundido. Los buenos encontrarán suave y agradable el baño, los perversos sufrirán lo indecible, pero al terminar este período de expiación, todos entrarán en la inmortalidad. Ha sido siempre una incógnita apasionante para el hombre, querer saber por qué Dios, siendo infinitamente bueno, permite la existencia del mal en el mundo.
En la filosofía de Zoroastro el espíritu del mal había tenido su origen de una duda surgida en la mente de Dios. Cuando una persona muere, según Zoroastro, el espíritu sigue vagando alrededor del cuerpo durante unos días, hasta que el viento se lo lleva, atraviesa la laguna (al estilo de la mitología griega), y se encuentra ante una balanza donde hay que pesar sus buenas y malas acciones (reminiscencia egipcia). El castigo y el premio son provisionales, pues en el momento del juicio universal todo quedará borrado y las almas extremadamente perversas serán reducidas a la nada, aniquiladas, pues en la eternidad sólo existirá el bien. La religión de Zoroastro se extendió de una manera considerable. En tiempos de Ciro el Grande puede afirmarse que todo el Asia occidental era creyente de esta religión. El cuerpo de doctrina estaba contenido en el Avesta, una especie de Biblia de Zoroastro.

MITRAISMO

En la cosmogonía de Zoroastro, Mitra era un Dios menor. Había nacido de una roca en una noche estrellada, y vivió rodeado de pastores durante toda su infancia. Era una fe en ciertos aspectos parecida al judaísmo y al cristianismo.
La historia del Diluvio Universal se concretaba en un arca de madera, y la creencia en un Mesías redentor, que resucitaría de entre los muertos, tuvo vida también.
Esta religión parecía estar llena de misterios y de influencias sacerdotales. Mitra estaba representada por el Sol. Solamente los iniciados podían conocer sus misterios, después de un complicado ritual de purificación y escenificación de la vida de Mitra.
Este culto al Sol tenía reminiscencias egipcias, pero fue bien recibido en Occidente, en especial en Roma, por lo que llegó a ser una de las más importantes religiones del Imperio romano, representando el culto a Mitra, antigua divinidad persa de la luz y la cordura.
En el Avesta, uno de los textos mas sagrados de los antiguos persas, Mitra aparece como el principal Yazata (del Avestan, “Benefactor”) o buen espíritu y gobernante del mundo.
Se suponía que había matado al toro divino, de cuyo cuerpo muerto surgieron todas las plantas y animales beneficiosos para la humanidad.
Tras la conquista de Asiria en el siglo VII A.c. y de Babilonia en el siglo VI A.c., Mitra se convirtió en el dios del sol, que era venerado en su nombre. Los griegos de Asia Menor, por identificación de Mitra con Helios (el dios griego del sol) colaboraron en la difusión del culto. Fue conocido en Roma hacia el año 68 A.c. gracias a la devoción que le profesaban los piratas cilicios capturados por el general romano Pompeyo el Grande, y en los primeros años del Imperio su culto se extendió con gran rapidez por toda Italia y las provincias romanas.
Fue creencia que rivalizó con el cristianismo en el Imperio romano. El mitraísmo era parecido al cristianismo en muchos aspectos, por ejemplo en las ideas de humildad y amor fraternal, bautismo, rito de la comunión, utilización de agua bendita, adoración de los pastores en el nacimiento de Mitra, veneración de los domingos, considerar el 25 de diciembre (fecha del nacimiento de Mitra) como día santo, y la creencia en la inmortalidad del alma, el juicio final y la resurrección de los muertos. El mitraísmo difiere del cristianismo en que este excluye a las mujeres de sus ceremonias y en su disposición a aceptar ó transigir con el politeísmo. Sus numerosas similitudes, sin embargo, facilitaron la conversión de sus seguidores a la doctrina cristiana. Cuando Juliano el Apóstata quiso destruir el cristianismo no encontró mejor medio que favorecer el culto de Mitra, muy en boga entre la nobleza y los patricios romanos. Mas el cristianismo se encontraba ya lo suficientemente afianzado para vencer al mitraísmo romano.

MANIQUEOS

En el año 215 de nuestra era nació Manés, de la familia persa de los Harkanidas. A los 25 años de edad dijo haber recibido órdenes de un ángel y afirmó ser el Paráclito anunciado por Jesucristo. En el fondo su agnosticismo le impulsaba a mezclar toda clase de libros santos, y tan pronto se apoyaba en la autoridad de la Biblia, como citaba a los Vedas, al Avesta o a San Pablo. Su credo era dualista, como Zoroastro, aunque explicaba la lucha entre el Bien y el Mal por una decisión de Dios, el cual, deseando aniquilar al príncipe de las tinieblas y, no pudiendo hacerlo por medio de sus ángeles, por tratarse de seres pacíficos incapaces de luchar, había creado el Hombre a quien había ordenado combatir al diablo y al mal. Según Manés hay un número fijo y determinado, aunque desconocido por nosotros, de elegidos. Sólo éstos se salvarán. Los perversos serán precipitados al infierno donde sufrirán horribles torturas. La predestinación es, pues, un hecho contra el cual nada podemos, pero el desconocimiento de si nosotros somos los elegidos debe impulsarnos a obrar siempre el bien. Para imitar o parodiar más a Cristo, se rodeó de doce apóstoles y fundó una Iglesia de base cristiana aunque claramente herética. Fue protegido por el rey Sepor I y la doctrina maniqueísta se extendió por Asia Menor, norte de Africa y España, ganando Francia en tiempo de los albigenses, que fueron una variante de los maniqueos. Como se ve, las religiones aparecidas hace unos veintiséis siglos en la antigua Persia, poseían una fuerza expansiva impresionante, debida, en parte, a su semejanza con el cristianismo y a haber surgido, sobre todo el maniqueísmo, en época posterior a la predicación de Jesús, cuando la Iglesia se hallaba en vías de formación y la introducción de una doctrina herética resultaba aún posible.

PERSIA

Del Irán actual, la vieja y ancestral Persia, fue cuna de varias religiones. Parece como si los persas hubiesen querido estudiar todas las posibilidades de relación entre el Hombre y Dios porque conocieron el politeísmo, el dualismo y el monoteísmo en diversos aspectos. Y aunque sus principios se remontan a muchos siglos antes de Cristo, las consecuencias de las religiones persas influyeron en tiempos de Roma y aun durante la Edad Media. Por ejemplo, las luchas que la Iglesia sostuvo contra los herejes albigenses en el sur de Francia, en plena época medieval, y que no fueron sino un rebrote de maniqueísmo, el cual a su vez fue una secuela de la doctrina de Zoroastro. Como en todos los pueblos antiguos, al principio los persas fueron politeístas aunque luego creyeron en un dios único, Ahoura Mazda, creador del mundo y señor del cielo y de la tierra. Su manifestación visible era el fuego. Luego existían, como en todas partes donde se da una cultura primitiva, una serie de dioses menores y genios. Era una religión simplista, natural y hasta cierto punto bastante ingenua.

EL GAUTAMA BUDA

El príncipe Sidarta o Gautama había nacido en un palacio y su infancia transcurrió rodeada de toda clase de placeres y lujos. Vivió sin conocer ninguna de las cosas desagradables de la vida, y el espectáculo del dolor, de la enfermedad o de la muerte, fue velado a su contemplación. La primera vez que acudió al templo los dioses cayeron de sus pedestales y la Tierra tembló porque había entrado el elegido en el santuario. Al contraer matrimonio con la hermosa Gopa, acudieron más de trescientos príncipes a su palacio y durante largos meses compitieron con Gautama en todas las artes, ciencias y juegos, resultando siempre vencedor el príncipe Sidarta. La vida habría transcurrido para él como en un vulgar cuento oriental, si el príncipe no tropezara un día con las "cuatro verdades". El hecho ocurrió yendo de paseo en su coche; se encontró sucesivamente con un enfermo, con un anciano decrépito, con un entierro y con un monje entregado a la meditación. Había hallado el camino de la verdad y desde entonces abandonó toda clase de placeres y se entregó a durísimas penitencias, durante las cuales permanecía inmóvil, su cuerpo se cubría de un sudor frío y su alma se hallaba en trance de abandonar esta vida mortal. Era tal la dureza extremada consigo mismo que un día Maya, su madre, descendió de los cielos para preguntarle si deseaba morir antes de haber hallado la "iluminación". Comprendió entonces que debía mitigar el rigor de su ascetismo y emprendió la vida normal, pero enteramente transformado. Desde aquel instante fue, no el príncipe de vida regalada, sino el Buda, simplemente. Su filosofía se funda en las cuatro verdades: La verdad del dolor, porque todo en la vida es dolor y éste nace del ansia de querer.
La verdad del sufrimiento por el dolor. Solamente dominando los deseos se consigue dominar el dolor. La verdad sobre la supresión del dolor. Imposible de lograr si no es con la muerte definitiva. La verdad del camino de santidad. Que sólo se puede hallar por la meditación del destino y la práctica de la piedad. Después de seis años de privaciones y aislamiento pudo exclamar: El corazón libre ha conseguido matar todos los deseos. Buda, el Iluminado, comprendió que todos los males radicaban en la ignorancia de las cuatro verdades y para remediarlo se dispuso a predicar su doctrina. Sus comparaciones eran definitivas y claras. Así, al preguntarle cuál era la espada más afilada, el fuego más devorador, la miel más dulce y las tinieblas más densas, contestó: -La espada más aguda es la palabra, el peor fuego es la lujuria, la miel más dulce es la sabiduría, y la oscuridad más negra, la ignorancia. Numerosos hombres dispuestos a dejar el mundo siguieron a Buda, se raparon la cabeza y pronunciaron la fórmula de renunciación: "Me refugio en Buda, en su ley en su comunidad". Cuando llegó el momento de morir se tendió en el suelo y se durmió. Los árboles que estaban secos echaron flores y sus pétalos se abrieron en una lluvia delicada que cubrió su cuerpo.
Buda había penetrado en el nirvana. Los brahmanes opusieron una tenaz resistencia a admitir la doctrina de Buda, pero el budismo pronto se extendió por la India y el en siglo III, reinando Asoka, sus monjes y emisarios se desparramaron por todo el país. Aunque su doctrina sea casi una pura negación, un renunciamiento total, numerosos monjes comenzaron a estudiar la nueva moral y los conventos proliferan rápidamente. Afirman que existen dos caminos de santificación: El Mahayana, según el cual el número de budas es infinito y el alma del Iluminado puede encarnarse en cualquier persona como ocurre con los lamas del Tibet. Numerosas ceremonias y ritos regulan esta rama del budismo o "gran camino". El Hinayana, llamado también "pequeño camino". Según él, para entrar en el nirvana no es preciso que Buda se encarne en nosotros, sino que basta reencarnarse sucesivas veces hasta merecer el nirvana. La serie de reencarnaciones y purificaciones puede ser muy larga. La primera forma de budismo es propia del Tibet, China y Japón, mientras la segunda está más extendida en Ceilán, Birmania e Indonesia. Cuando los mahometanos invadieron la India en el siglo XII, el hinduismo había asimilado gran parte de la doctrina de Buda y entonces se produjo un choque entre los seguidores de Mahoma y los fieles al Iluminado. En China penetró más lentamente porque era una religión extranjera y la influencia de Lao-Tsé y de Confucio eran grandes, pero en el siglo III, Wu-Ti protegió la nueva enseñanza.
Fa Hian empleó seis años en recopilar en chino las "sutras" donde se narraban las enseñanzas del Gautama. En el siglo VI se introdujo en el Japón, gracias al hábil recurso de afirmar que el emperador era una encarnación de Buda, por lo cual era posible ser budista y sintoísta al mismo tiempo. En el siglo VII se propagó en el Tibet, gracias a la protección de la viuda de Srougstan-Gampo, fundadora de Lasha. El lamaísmo, en el siglo VII, desenvolvió la idea de la reencarnación. El Gran Lama no era sino una encarnación de Buda que se introducía en un niño de corta edad. Al morir el Lama, los monjes tibetanos tenían que buscar un nuevo Lama, para lo cual poseían señales y pruebas especiales que sólo a ellos eran reveladas. En el Tibet un tercio de la población vivía en conventos y eran monjes. Su piedad había degenerado tanto que bastaba la manifestación externa, como en el caso de los cilindros de oraciones que se mueven mecánicamente, y cada vez que el cilindro da una vuelta, es como si el monje o el fiel rezara la oración. La repetición incansable de la plegaria tibetana: Om mani padme um (Oh, joyel de los lotos) se refiere a Buda, pero es ya un murmullo sistemático sin fe, sin el espíritu profundo del Gautama. En 1949 el Lama, que se había refugiado en la India durante la segunda Guerra Mundial, regresó al Tibet, pero estuvo en Lasha por poco tiempo, ya que los comunistas chinos ocuparon la gran meseta y puede asegurarse que el lamaísmo, una forma especial del budismo, está en trance de extinción, o por lo menos de una transformación profunda.

LOS VEDAS

Unos 1.000 años antes de nuestra Era, un pueblo de raza aria invadió la península de Indostán y creó una civilización cuya religión se denomina védica por el nombre de sus libros de himnos, los Rig-Veda y los Atharva-Veda. Según éstos, el número de dioses era grande; Agni, el dios del fuego; Prithivi, la Tierra; Dyans, el cielo; Indra, la naturaleza; Soma, el que da la inmortalidad; los gemelos Azvins, el crepúsculo y la aurora, etc. Pero el principal de todos era Shiva, el creador y destructor, genio maléfico, implacable y cruel, a quien era preciso contentar con sacrificios y ofrendas. Esta idea fundamental del sacrificio impetratorio dio origen a una poderosa casta sacerdotal, los brahmanes. Éstos adoptaron el color amarillo en sus vestiduras para distinguirse de los guerreros, de los hombres libres y de los parias. De ahí nació una diferenciación de castas que ha ocasionado a la India un retraso secular. En un sentido estricto, las colecciones de Veda incluyen los brahmanes y los mantras. Los primeros son comentarios en prosa añadidos a cada una de las cuatro colecciones de Veda y relativos casi en todos los casos a los detalles e interpretación de la liturgia de los sacrificios. Los segundos son estrofas poéticas de los cuatro Veda ya que mantra es el término utilizado de forma específica para las cuatro colecciones en verso. Los mantras están considerados por algunos estudiosos como la parte más antigua de las colecciones de Veda. Existen unos trabajos esotéricos posteriores que son un suplemento a los brahmanes conocidos como tratados del bosque (del sánscrito aranya, 'bosque'), y que son los aranyakas. Los aranyakas fueron expuestos y escritos por sabios brahmanes en los bosques porque sentían que un entendimiento correcto de los mismos sólo podía conseguirse en el retiro de lo mundano. La última parte de los aranyakas son los Upanishad, trabajos especulativos y metafísicos ligados de modo muy estrecho a los brahmanes. Esta parte insiste en el valor del conocimiento y la meditación, y son los primeros intentos del hinduismo para realizar un tratamiento sistemático del pensamiento especulativo. El vedanta, así como la mayoría de los otros sistemas filosóficos hindúes han sido desarrollados a partir de los Upanishad. A la última parte del periodo védico pertenecen los sutras (en sánscrito Sutra quiere decir literalmente "hilera" que viene a significar 'conjunto de reglas'). Los sutras son colecciones de aforismos que elaboran y disertan sobre los sacrificios védicos, las ceremonias locales (como bodas y rituales funerarios) y las leyes religiosas y seculares. Además, tienen gran importancia debido a su influencia en el desarrollo del derecho hindú. Desde el punto de vista de la autoridad, no están tan consideradas como los Veda, brahmanes y Upanishad. Estas últimas, y de modo especial los Veda, están contemplados como apaurusheya, que en sánscrito significa 'de origen no humano'.

BRAHMA.

Los innumerables dioses védicos no pudieron impedir el deseo de los creyentes, de dar con un ser más poderoso, un Dios único capaz de dominarlos a todos y que: en última instancia, regiría el mundo. Este Dios o principio, fue Brahma. Sin embargo, las tendencias politeístas eran tan fuertes que de Brahma empezaron a surgir, por sucesivas emanaciones, multitud de dioses porque en la India todo es Dios, está conectado con Dios ó todo procede de Dios.
Un sacerdote hindú afirmaba que existen unos 333 millones de dioses en la India.
En la nueva reforma religiosa hindú, existía un principio universal todopoderoso, "Brahma", y un principio particular de cada uno de nosotros, el "Atman", el ser concreto. La filosofía desarrollada a raíz de estos principios llegó a conclusiones verdaderamente curiosas. En los libros sagrados o Upanishadas, así como en los poemas épicos, el Mahabharata y el Ramayana, se esbozan las líneas de este pensamiento. Todo ha de volver al espíritu del Dios, todo ha de pasar y suceder.
Nuestra vida actual no es sino el premio o castigo de otras vidas anteriores.
El "karma" es la encarnación indefinida. El ladrón, al morir, deja su cuerpo en la sepultura, pero su espíritu va a informar el cuerpo de un cuervo o de un gato. Por sucesivas depuraciones se va ascendiendo en la escala de perfección hasta que un día el alma consigue el Nirvana eterno, la aniquilación total. Una trilogía de dioses preside el desarrollo de la vida en el mundo, cada uno de los cuales tiene una esposa: Brahma y Saravasti, Shiva y Kali, Vishnu y Lakshui. También en la India encontramos vestigios de mitos o hechos reales señalados en otras religiones. Así, se habla de cómo Vishnu se convirtió en pez cuando ocurrió el gran diluvio que inundó la tierra, y salvó con esta transformación los libros del Manu, código supremo del hinduismo.
El hinduismo fue siempre una religión eminentemente sacerdotal. Los monjes, santones, brahmanes y fakires eran, y son, muy respetados por el pueblo creyente de esa u otra religión.
La reverencia, por ejemplo, hacia las vacas, consideradas animales sagrados, es uno de los factores del hambre endémica de la India, el país que consume menos leche del mundo porque no es lícito extraerla de las innumerables vacas que gozan de consideración superior a la de un ser humano.
Sin embargo, el hinduismo sufrió una transformación profunda al surgir un hombre extraordinario: Siddartha Gautama, llamado el Buda, palabra que significa "El Iluminado".

EL MISTICISMO ORIENTAL

EL HINDUISMO

"Para entender cualquiera de las filosofías que serán descritas, es importante darse cuenta que son religiosas en esencia. El principal objetivo de ellas es la directa experiencia mística de la realidad y ya que esta experiencia es religiosa por naturaleza, son inseparables de la religión. Más que para cualquiera de las otras tradiciones orientales, esto es verdad para el Hinduismo, donde la conexión entre filosofía y religión es particularmente fuerte.
El Hinduismo no puede ser llamado una filosofía, ni tampoco es una religión bien definida. Es, mejor dicho, un organismo socio-religioso grande y complejo, que consiste de innumerables sectas, cultos y sistemas filosóficos e incluye variados rituales, ceremonias y disciplinas espirituales, como también la veneración de numerosos dioses y diosas.
El origen espiritual del Hinduismo se encuentra en las Vedas, colección de escrituras antiguas escritas por sabios anónimos, los llamados profetas Védicos. Hay cuatro Vedas, la más antigua de ellas es el Rig Veda. Escrito en Sánscrito antiguo, el idioma sagrado de India, las Vedas se han mantenido como la más alta autoridad religiosa para muchas de las secciones del Hinduismo.
Cada una de las Vedas consiste de varias partes que fueron compuestas en diferentes períodos, probablemente entre 1500 y 500 años a.c. La parte más reciente es la llamada Upanishad que contiene la esencia del mensaje espiritual del Hinduismo. Ha guiado e inspirado a los sabios hindúes por los últimos 25 siglos de acuerdo al consejo dado en sus versos:
Tomando como un arco el gran arma del Upanishad,
Debes de colocar sobre él una flecha afilada por la meditación.
Estirarlo con un pensamiento dirigido a la esencia de Aquello
Y penetrar, amigo mío, en aquel Imperecedero como blanco.
La base de todo el Hinduismo, es la idea de que la plétora de cosas y eventos que nos rodean no son sino diferentes manifestaciones de la misma realidad última. Esta realidad, llamada Brahmán, es el concepto cohesionador que le da su carácter de unidad al Hinduismo, a pesar de la veneración de variados dioses.
Brahmán, la realidad cúspide, final, se entiende como el 'alma' o esencia interior de todas las cosas. Es infinita y más allá de cualquier concepto; no puede ser comprendida por el intelecto ni puede ser adecuadamente descrita con palabras: "Brahman, sin comienzo, supremo: más allá de lo que es y más allá de lo que no es"-"Incomprensible es aquella Alma Suprema, ilimitada, no nacida, no puede racionalizarse, impensable". Aun así la gente quiere hablar sobre esta realidad y los sabios hindúes con su característico gusto al mito se han imaginado Brahman como divino y hablan sobre Aquello en un lenguaje mitológico. A los diversos aspectos de lo Divino se les ha dado distintos nombres de variados Dioses venerados por los hindúes, pero las escrituras dejan muy en claro que no son más que reflejos de una única realidad última:
Esto que la gente dice, 'Venera este Dios!, Venera aquel Dios!' -uno tras el otro-esto es realmente la creación de él [de Brahman]! Y él mismo es todos los Dioses.
La manifestación de Brahman en el alma humana se llama Atman, la idea que Atman y Brahman, el individuo y la realidad última, son uno, es la esencia del Upanishad.
Aquel que es la más fina esencia, todo este mundo lo tiene como su alma. Esta es la realidad. Este es Atman. Aquel eres tú.
Tema recurrente en la mitología hindú es la creación del mundo a través del auto-sacrificio de Dios-- 'sacrificio' en el sentido original de 'hacer sagrado'-- y así Dios se transforma en el mundo que, al final, nuevamente se transforma en Dios. Esta actividad creadora de lo Divino se llama lila, el juego de Dios, y el mundo se considera una etapa de la obra teatral divina. El mito de lila, como la mayoría de la mitología hindú, tiene un fuerte sabor mágico. Brahman es el gran mago que se transforma en el mundo y realiza este acto con su "poder creador mágico", que es el significado original de maya en el Rig Veda. La palabra maya, uno de los términos más importantes en la filosofía hindú, ha cambiado de significado a través de los siglos. Desde 'poder' o 'fuerza' del divino actor o mago, se transformó en el estado psicológico de cualquier persona bajo el hechizo de la obra teatral mágica. Mientras confundamos la infinidad de formas de la divina lila con la realidad, sin percibir la unidad de brahman dentro de todas estas formas, estamos bajo el hechizo de maya.
Por lo tanto, maya, no significa que el mundo es una ilusión, como equivocadamente se dice. La ilusión meramente se encuentra en nuestro punto de vista, si pensamos que las formas y estructuras, cosas y eventos, que nos rodean son realidades de la naturaleza, en vez de darnos cuenta de que ellos son conceptos creados por nuestras mentes empeñadas en medir y categorizar. Maya es la ilusión de tomar estos conceptos por realidades, de confundir el mapa con el territorio.
En la visión hindú de la naturaleza, por lo tanto, todas las formas son relativas, fluidas, el siempre cambiante maya, conjurado por el gran mago de la divina obra teatral. El mundo de maya cambia continuamente pues el divino lila es una obra rítmica y dinámica. La fuerza dinámica de la obra es karma, otro concepto importante del pensamiento hindú. Karma significa 'acción'. Es un principio activo de la obra, la acción total del universo, donde todo está dinámicamente conectado con todo el resto. 'Karma es la fuerza de la creación, de la cual todas las formas obtienen su vida'.
El significado de karma, como el de maya, ha sido bajada desde su nivel cósmico original al nivel humano, donde ha adquirido un sentido psicológico. Mientras nuestra visión del mundo sea fragmentada, mientras estemos bajo el conjuro de maya y pensamos que estamos separados de nuestro ambiente y que podemos actuar independientemente, estamos atados por karma. Liberarse de las ataduras de karma significa darse cuenta de la unidad y armonía de toda la naturaleza, incluyendo al humano, y actuar de acuerdo a esto.
"Toda acción sucede en el tiempo por la interrelación de las fuerzas de la naturaleza, pero el hombre perdido en su engaño egoísta piensa que él mismo es el actor.
Pero el hombre que conoce la relación entre las fuerzas de la naturaleza y acciones, ve como algunas fuerzas de la naturaleza trabajan sobre otras fuerzas de la naturaleza, y por ello deja de ser su esclavo."
'BHAGAVAD GITA'
Liberarse del conjuro de maya, romper las ataduras de karma, significa darse cuenta de que todo fenómeno que percibimos con nuestros sentidos son parte de la misma realidad. Significa experimentar, completamente y personalmente, que todo, incluyéndose uno mismo, es Brahman. Esta experiencia es llamada moksha, o 'liberación' en la filosofía hindú y es la esencia misma del hinduismo.
El hinduismo mantiene que existen innumerables maneras de liberarse. Nunca se esperaría que todos sus seguidores lograran acercarse a lo divino de la misma manera y por ello provee diferentes conceptos, rituales y ejercicios espirituales para diferentes modos de conciencia. El hecho que muchos de los conceptos o prácticas sean contradictorias no preocupa en lo más mínimo a los hindúes pues ellos ya saben que Brahman está más allá de conceptos e imágenes. Debido a esta posición se explica la gran tolerancia que es característica del hinduismo.
Entre las formas de lograr la liberación se encuentra el yoga, palabra que significa 'colocar un yugo','unir' y que se refiere a la unión del alma del individuo a Brahman. Para el hindú común, la forma más popular de acercarse a lo Divino es venerarlo en la forma de un Dios o Diosa personal. La fértil imaginación Hindú ha creado literalmente miles de deidades que aparecen en innumerables manifestaciones. Tres de los más venerados en India actualmente son Shiva, Vishnu y la Madre Divina.
La mente occidental se confunde fácilmente con el número fabuloso de dioses y diosas que pueblan la mitología hindú en sus variadas apariciones y encarnaciones. Para entender como los hindúes pueden desenvolverse entre esta multitud de deidades, debemos entender la actitud básica del hinduismo de que en la sustancia todas estas divinidades son idénticas.
Son todas manifestaciones de la misma realidad divina, reflejan diferentes aspectos del infinito, omnipresente y - finalmente - incomprensible Brahman."